De mi amigo Jorge.
Últimamente leí sobre estos tres conceptos: intención, atención y manifestación. Tratando de salir de lo descripto en el libro “El secreto”, donde pareciera que la cuestión es linealmente automática, llego a la conclusión que no es tan así. Más allá del resultado karmático de nuestras acciones, el efecto final se puede suponer casi inexorable. El punto es: si pienso y concentro mi deseo en algo, y me quedo solamente en el pensamiento, la capacidad de concreción sería casi ilusoria o casual. En cambio una vez efectuada la focalización, es decir, el pensamiento dirigido a través de un deseo, si tomo acción consecuente y sostenida a través del tiempo para llegar a ese objetivo, la posibilidad de alcanzarlo será mayor que si no me muevo hacia él. También es importante que una vez estando focalizado y actuado el tema, se llegue a la instancia de entrega. Algo así como confiar en que todo será para bien de la evolución propia. Pensado, actuado, y entregado, arribamos a una comprensión más profunda de estos conceptos, tal como la definición del Karma Yoga lo describe.
El otro día participando de una reunión en casa de mi querida amiga Beatriz Goyoaga, donde habitualmente nos reunimos a respirar y a meditar en grupo, al finalizar la misma ella se refirió a estos temas (basados en el conocimiento de Sri Sri Ravi Shankar). Ahí se me ocurrió escribir algo que tenga explicación práctica de cómo fue y sigue siendo en mi vida.
¿Cuál fue (y sigue siendo) mi intención principal, que rondaba mi cabeza casi desde hace mucho tiempo? Llegué a la conclusión : “aquella que permita sostenerme económicamente para avanzar sin tener que dedicarle más tiempo que el necesario al trabajo, y así dar lugar a desarrollarme en otros aspectos”. Fueron pasando los días, meses y años, y el auto sostén continúa y permanece.
En 2002, pasé de tener un régimen de ingresos fijos a tener uno a mejor resultado de mi actividad profesional. Y así atento y obrando en consecuencia, nada me faltó, ¡Al comienzo, como en todo proceso de cambio, sentí sensación de vacío. Alentado por mi esposa Alejandra, seguí con voluntad y confianza a lograr ingresos inesperados. Alcancé resultados más que satisfactorios con respecto de experiencias previas. Por vez primera trabajaba para mí, y no para terceros.
Inicialmente viajé mucho, y a partir de 2007 comencé a interesarme por aspectos más particulares de la vida. Ver cual era mi potencial en otras cosas, qué pasaba dentro mío, cómo conocerme mejor y cómo ser más consciente de lo que nos ocurre en la vida. Comencé leyendo libros escritos por sabios de India, como: Yogananda, Krishnamurti, Vivekananda, Osho, y tantos otros que replicaban sus conceptos. Practiqué dieta vegetariana por seis meses, y ví sus consecuencias postivias.
Llegó 2008 y me animé a tomar un curso en la fundación El Arte de Vivir, que cambió mi vida. De la mano de instructores capacitados e inspirados por Sri Sri Ravi Shankar, hoy mi amado maestro, aprendí distintas técnicas de respiración que practico hasta hoy. El resultado fue una vida más calma, centrada y consciente. Desde que inicié estas prácticas mi vida deviene más fácil, más natural, sin tantas complicaciones y con muchas más sonrisas. También tomé un curso de meditación en el cual se me dio un mantra, con Bhanu, hermana de mi maestro, que sigo practicando habitualmente. Cada tanto hago cursos de silencio y meditación que me sirven para limpiar los rollos mentales en los que me meto viviendo en una gran ciudad. Estos cursos son como una verdadera vacación de cuatro o cinco días, de absoluto silencio, dieta vegetariana no alcohólica, prácticas de yoga, mantras, y de meditación. Un verdadero bálsamo para mente y espíritu.
Algo que aprendí y nació de mi fue una postura de servicio para con los demás, conocidos. Me reencontré con personas de las que me había alejado, amigos y familiares, toda la buena gente que hoy me rodea.
Asi llego a escribir esto casi como una confesión. Puedo decir con agradecimiento que logré hasta el presente seguir trabajando para sostener una calidad de vida, sin lujos ni limitaciones, y con tiempo como para conocer y desarrollar otras cosas íntimas y personales que hago públicas a través de este escrito. En el fondo no deja de tener que ver con su título: intención, atención y manifestación. En su momento fue una idea inicial que se convirtió en un tema de vida, pensado, enfocado y actuado, lo cual me permitió llegar a este punto de existencia.